jueves, 14 de abril de 2011

La costumbre, los interiores que me gustan

Para la “costumbre”, corte en trozos pequeños las vísceras de cerdo previamente cocidas. Saque la papa de la olla y píquela en cuadritos. Enjuague la cebolla china, el perejil y la hierba buena para enseguida picarlos. Ponga abundante aceite en el perol y deje que caliente. Cuando chispee agregue los condimentos necesarios para un buen aderezo. Continúe la preparación y dore las vísceras cortadas. Será momento entonces de agregar la papa y las hierbas. Mezcle bien por unos cinco minutos. Pruebe la sal. Apague el fuego. La “costumbre” se sirve caliente. Así que no demore y coloque generosas porciones en cada uno de los platos. El arroz y las yucas fritas son guarniciones recomendadas.


La “costumbre” es el primer plato que se prepara cuando se mata un cerdo en la casa. Hay que asegurarse de que todos los que han colaborado en la jornada lo prueben y lo disfruten. Es ideal además invitar a los vecinos (casa por casa). Ellos sabrán, cuando vean la “costumbre”, que hay una fiesta al costado. Los saberes culinarios de la abuela Selva han sido como un manual para conocer la forma de ser de los lamutinos. Gente esquiva y amable, que ama el mote y lo convierte en purtumute mezclándolo con el frijol cocido. Gente que tiene características típicas, como las de la abuela Selva, alegres y fiesteros, devotos extremos de su padre, de aquel Nazareno de pelo largo llamado Señor de Gualamita.

Castigo de Amor

Los antiguos habitantes de Maucallacta, restos arqueológicos ubicados a 9 kilómetros de Pampacolca (Castilla – Arequipa) rendían culto al Coropuna, una montaña blanca y hermosa que según la leyenda es una princesa llamada “ccoripuma”. Ésta se enamoró de un príncipe del imperio incaico, quien abandonó el Cusco para quedarse con ella. El dios sol le ordenó volver y él desobedeció. Allí vino el castigo: la bella muchacha fue convertida en nevado y el joven escapó hacia Andagua (poblado de la misma provincia de Castilla) perseguido por lenguas de fuego. Como intentaba alejarlas de su cuerpo metía la cabeza en la tierra de tramo en tramo. Por eso el suelo de aquella zona está calcinado y los lugares donde el príncipe se ocultó se transformaron en volcanes.



(Lo escuchamos en medio de la semana santa de Pampacolca, cuando las actividades religiosas se detienen y hay tiempo para realizar algunas visitas y quedarse a los pies del Coropuna)